Enredada entre trajes,
asumida en la bruma,
prendida en la luna
quemada en la hoguera.
Busco sueños, rodeada de multitud.
Busco realidad, esfumada,
Busco contrastes,
Esperanza constante.
Busco pertinencia,
comodidad aplaudida,
tranquilidad soberbia,
amor fuera del día.
revivo todos las voces del presente.
Reviví el oriente. ¿Será el futuro?
Adormecí entre las serpientes, dónde el mundo era mañana y dónde la vida era más que la muerte.
Fui obtusa como siempre, nadé en mares tormentosos, salí a flote con dolores y desperté en el mañana. ¿Por qué no me dejas vivir en el presente?
Por favor, congela el dolor, envenena el recuerdo, olvida el pasado, oxigena la mente
Dolores de cabeza, sumisiones recíprocas,
No me siento bien para nadie,
Para nada.
No me siento capaz de nada,
Pero es un proceso,
Karma desastrozo,
Limpieza incalculable.
Tranquilidad, soledad, silencio.
Dentro de las ramas sigo viviendo,
Todo está bien...
Solo hay que sentir, respirar y sonreír.
Gracias a la pandemia, no
he ido al médico ni a controles, lo que es una cosa maravillosa para mí, dentro
de mi responsabilidad mental, pues como ando bien y estamos en cuarentena no
puedo viajar de una ciudad a otra, en cambio, mis perros si puedo traerles el
veterinario a mi casa.
Suena ridículo, pero en mi casa los perros deben estar con el
carnet al día. Así fue. Llamé a su veterinario y vino a última hora, ya
al atardecer a vacunar a los perros. El primero, Sebastián, mal llamado
satanito, le ladraba de afuera, pero dentro de la casa, lo amo, olfateó y todo,
pero al momento de la vacuna, se le arrancaba, pero al fin se vacuno. El próximo,
zorrito, ni pesco que estaba el veterinario y ni pesco si le pusieron las
vacunas, solo que lo encontraron gordito, jajaja, lógico si el nano (mi papá)
lleva desde marzo en la casa. Pero mi perra, la luly, no aparecía en el patio
para vacunarse, se había escondido. La fui a buscar y estaba en su cama y en su
pieza muy asustada, así que fue mi papá a buscarla, la podré salió muy
asustada, la vacunaron y huyo a esconderse, pero se logró mis perritos están al
día y su mamá muy feliz, pero quedo pobre, todo por los perritos, así que no sé
cuándo vaya a control, jajajaja.
Hace cinco meses no salía de mi casa,
por la cuarentena, me subí al auto y miraba por el espejo, todo me parecía
raro, y todo seguía igual. La gente andaba como si nada, solo con el bozal,
pero como si la vida no hubiese parado. Llegué a la casa de mi mamá, y hace
meses no me cortaba el pelo, y fui directamente a donde la peluquera que con 80
años, me atendió igual. Me saqué un par de años y volví a la vida.
Luego, fuimos a la feria, pero sacando el
permiso de carabineros, que no sirvió de nada. Caminamos mucho, y la gente se
aglomeraba a comprar frutas, verduras y cachureos varios, gracias al diez por
ciento los rotos, incluyéndome tenemos plata para comprar leseras y comida, porque
gracias a la vida, la feria todo es barato y muchísimo más barato para ahorrar.
Caminamos con mi vieja, toda la feria, para
distraerse del mundo del covid, como un día raro hacía calor, en invierno, me
compre unas poleras a quinientos pesos y fui feliz. Volví a la casa, tomé el
auto y regresé a mi casa, el permiso nuevamente no me sirvió de nada, ningún
carabinero controlando.
Esta fue, mi primera salida a la realidad, seguimos en cuarentena.
Engordar en pandemia, pero no es que hayas comido más, es solamente que te mueves menos.
Empiezas a comprar todas las maquinas de ejercicio del mundo, con la esperanza fluida y estúpida que bajaras de peso, pero con la depresión de no tomar sol, seguir en cautiverio, ocupas la maquina mar y nunca pero te sientes mejor pensando que está ahí y algún día, cuando acabe la pandemia, bajaras de peso.
Engordar en cuarentena, simplemente por que comes lo mismo, pero rico y acompañado, y el cuerpo asimila más, y los kilos que te faltan, se quedan contigo.
Estoy más gorda, no sé si saldré rodando cuando el bicho muera, o nos vacunemos antes, pero como fuera, seguiré aquí con mi maquina y rodando en comida.
La ansiedad, enfermedad complicada. Llevo dos veces en mi vida que va y viene, y está segunda vez, ya desenredándose.
Estar en pandemia, con la cabeza en todos lados ha sido complicado, donde el encierro es una cosa cotidiana, y el temor algo que crece día a día. Tener ansiedad en pandemia, es vivir en una burbuja y ser perpendicular a cualquier cosa, solo doy gracias a que los perros, antidepresivos naturales no les da, ya que para ellos, esto son vacaciones extendidas, donde el rancho es 3 veces al día y el paseo una obligación.
Vivir en la pandemia es pasar de estados de animo vertiginosos, es tener rabia, pena, tristeza, en diferentes días, es tener la convicción de estar bien con tu familia o extralimitarte con la familia que tienes. Menos mal que yo, como somos dos y mis perros, nos amamos y entendemos bien, nuestra vida pasa girando en torno a mis mascotas, aunque la cesantia nos ha tocado la mano, desde Marzo mi padre, chófer de colectivo en el centro de santiago ya no trabaja. Así que, adivinen, quien ha tenido que chambear... yo la ansiedad junto a la hija, trabajando online como lo hace años, tratando de venderme al sistema lo mejor posible.
Giré en cuenta gotas, como podrida en el infierno.
Me reconstruí.
Reviví con kilos encima,
Pero poeta como siempre.
Tormenta aterradora,
Mente fugaz.
Bálsamo invernal en un corazón desbocado.
Así soy yo.
Mi mente es un cautivo impresor.
Mi voz, dolor desmantelado.
Mi alma, vientre descolocado.
Te dibujé con un rostro fiable.
Te busqué en silencio como nadie.
Te encontré en el universo.
Te besé entre tormentos y...
Te soñé como nadie.
Te olvidé
Cómo perdiendo el alma.
Te borré
Carcomiendo la médula.
Partiendo el espíritu,
Ganando la calma.
en mi cama nocturna y marcada de luna.
Reconstruyo.
Deje de respirar, deje de pensar.Como sonidos sin voz.volví a vivir,volví a sonreír.Busque el túnel sin tiempo,se embauque en el,sin contratiempos,sin pesadillas.Lloré,a mares,con el alma rota,y proseguí a revivir mi mundo,disparejo, pero mio al fin al cabo.Regidos,vendidosperdidos,acordados,perseguidos.
Aceptar, lo irreconocible.
Aceptar el desdén,
Aceptar el don,
Aceptar la vida
Dando recovecos de voz.
Creo en mí,
Cómo codorniz del desierto,
Cómo fugas sin mañana
Cómo conectarse a lo terrenal con lo inmaterial.
Gracias, por qué no sé que pensar.
Gracias, por lo especial y doler al sanar.
Gracias consciencia universal.
es lo que hay,
entre los demonios,
entre los ángeles,
entre los infiernos.
Aquí estoy,
entre las sordidez,
entre las penumbras,
entre la gracia
y la luz
Gracias,
por quererme,
Gracias
por desembarcar.
