miércoles, 14 de mayo de 2008

No aplastare.


No aplastare nada.
Por que la noche ya no aplasta.
Las nubes se convierten en violetas
Y las violetas en los años de un día.


Imagino y observo.
Muerte, como las horas en los días.
Alegría, en las horas de los segundos
Tempestad, en las semanas del mundo.



Cuestionable es
Mirar alrededor y no poder ver sombras
Cautivar con un rostro
Sin abrazar el objetivo.


Miradas al ocaso
Continuadas al pasar
Por el reflejo del aire
Y las hojas de la mano
Que te tienden solas
El reflejo de sus dedos.


Dedos cautivantes,
Abrazadores y plageantes, amantes
Del color de la luna
Y del dios que se cautivo por ella.


Y de ello sigo amante
De las palabras penetrantes
Y los oídos cautivantes
De las miradas hablantes
Y de los gestos ciegos
De mi boca abrazadora
De la noche que no llega
Con esa voz desoladora.




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