Razones desproporcionadas sacuden mi ser, de pronto van y vienes sin cesar a la luz de tu piel, candida y sublime a la vez.
Vienes y vas de pronto, sin previo aviso, marchando por esas tinieblas inocentes, ingenuas, irreales.
No me pretendes llevar, dejar mis manos al caminar, volar junto a ti como una gran mentira del pensar.
¿Quieres ya oír? Partir y no verte más que sonreír despierto, sintiéndote absurdo por tu enfrentamiento, por tu propio miedo. Por tu propia razón.
Ya no quieres partir, detestas la idea de soñar, de caminar, besar y de marchar…
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