La música constante revivir del pueblo, sobre todo cuando escuchamos ráfaga, americo, chico trujillo, malos reggetones y música alegre, da lo mismo lo que suceda, pues si vamos a morir, es mejor que los días que nos queden, sean alegres. Como dice, mi padre.
La alegría es parte de los pobres, ya que con la plata se hace lo que se puede y siempre, pero siempre la ironia, la risota, el cahuin, el chisme, y la talla está a flor de piel, por que aunque queramos o no, cuando subimos al colectivo, está a todo chancho la radio corazón o similar, que familiarmente es nuestra. Pertenece a nuestra clase, los hijos de los sin plata, con crédito blando.
Aunque si, la radio, para mí es lo más patriarcal, ya que tiene chistes de doble sentido y es lo ordinaria posible, pero, me identifico con el pueblo, me rió de las mismas estupideces, me sé las mismas canciones, que escuchaba cuando niña y cuando existía con placer la radio Colo Colo y Omar Garate, que te vendía la pulsera de los 5 poderes.
En el colectivo de mi papá, siempre se escucha la corazón, y como ahora no podemos ni salir a la esquina, nuestra casa suena a todo chancho la radio, sobre todo por las mañanas, y nos cagamos de la risa con tanta farándula política detestable a sabor de la cumbia de red, red, red... pues, hay clásicos que jamas pasan de moda.
Extraño lo flaite de la feria de los coleros de la pobla, y de la gente que es feliz con poco, extraño comprarme mis poleras a luca, pedir rebaja, encontrar cosas maravillosas por luquita y libros espolvoreados a 500 al son del ritmo sabrosón... por que el que no sabe dormir con la música de la pobla, y los balazos, no sabe nada de la vida.
Aunque hayan pasado, 12 años.