La tierra cubre el pliegue, de sentimientos profundos y oscuros.
Reflejando la vida bajo segundos.
El cielo llueve, el frió estremece
y yo, en la hibernación forzosa,
cubro las mantas mi corazón perpetuo,
bajo la tormenta de la existencia.
Las horas pasan, y las emociones también,
que llegan a hacer heladas,
pero fuertes,
pues el insomnio de perplejos,
revive la culpa, revive la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario