Y el viento sopla mi rostro. De pronto ni siquiera la sal del mar deja su huella.
Los árboles caminan sin cesar buscando la intermitente luz, copiosa y fuera del oleaje marchito, que enrostra tu ser, que enlaza tu amor con el mió.
Las luces se apagaron. Y siento como la primera vez que acerque mi piel hacia la tuya.
Me estremezco como una niña, me envuelvo en tu magia y en el atarceder que sueño abrazándote dormida, queriendo volar junto a ti de la mano, sin que nuestros corazones huyan de temor.
El viento cubre mi rostro y contigo el tiempo se congela en segundos, tu fuego tibio me acoge y se mete hasta mis entrañas, tus abrazos son una luz que me aguardan donde no existe un fin. Los árboles ya no caminan, solo contemplan, nuestro amor ya nos enlaza, fluye y nos vierte de él para siempre entre la mirada oscura del oleaje
1 comentario:
buen blog y hermosas palabras que salen de ud...
la dejo en mis links saludos (viexa)
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