lunes, 1 de septiembre de 2008
Ese hombre.
Los timbrazos sonaron mas de una vez, me pregunte si era hora pero en realidad la figura, esa imagen desigual se pasaba a la misma hora y lugar, sin contemplación a ingresar.
Era el gran día, la voz de aquel cruje mis sentidos, sin olvidar observe y recordé lo que había acontecido.
El pobre hombre de alma hablo, como siempre, con su ronca voz ordeno que ingresaramos, el solo se esfumo.
De pronto al girar en rodeos tropezó conmigo este señor agrio y descuidado, me miro fríamente luego me dejo pasar. Camine unos pasos como todos, entre a la aula y me senté, esta vez ya todo era rutinario y totalmente establecido.
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