domingo, 6 de noviembre de 2016

Papá


Papá:
Al parecer esta es la vida infortuna que nos tocó vivir, donde vivimos preocupados ante eventualidad que nos son anexas.
Nos hemos acostumbrado a vivir así, la hemos pasado feo, no hemos tenido trabajo ni donde vivir, pero a pesar de todo, seguimos parados, y no sé cómo. Tal vez es mi abuela que nos sigue guiando.
Aunque no lo creas, agradezco profundamente lo que has hecho por mí, porque creo que no fue fácil, pero a pesar que te perdono, no entiendo por qué te demoraste tanto en sacarme de ese círculo abusivo que viví 15 años de mi vida. No entiendo tu falta de decisión e incomprensión del asunto, no entiendo por qué estuviste que esperar a reventar para volver a empezar lejos, pero tan cerca.
Tan cerca es, que sigues con tu actitud invadiendo mi casa con la persona que más me ha hecho sufrir, porque a pesar de que ahora respetas que no tenga contacto con ella, sigues invadiendo mi espacio y mis cosas que tenemos en común y a mí me duele, ver por ejemplo que mis cosas ya no estén en el lugar que estaban, porque siento un miedo inconsciente de que vuelva a mi casa, y haga no se qué estupidez en contra mía, o contra nosotros.
Para mí, ella no puede representar a mi mamá prolija, con un sinónimo de madre abnegada, no entiendo por qué tu todavía vives abnegado a ella, donde sigues “ sacrificándote” para que este bien. 
Yo te pregunto: ¿Cuándo será el día en que nuestra prioridad seamos nosotros mismos? ¿Qué podamos dormir tranquilos, sin tener que apagar el pc o tener que poner chapas nuevas cuando ella tiene las llaves de nuestra casa?
Papá, este no es un reclamo egoísta como siempre dices,  no es fácil asumir que no cuento que una mamá es como si fuera un pariente lejano que debo darle plata para que viva.
Tengo que asumir casi a los 26, que ya no tendré mamá y que yo, al ser tu hija no soy tu gran prioridad, que está bien, pero emocionalmente sin querer, me sacrifique toda la vida para que me vieras, o me dieras mi lugar como hija.
Sé que no comprenderás mis reclamos, pues nunca te he reclamado, nunca fui rebelde, nunca te hice rabiar por que no podía, pero nunca sentí tu cariño emocional afectuoso, aunque entiendo perfectamente a que se debe, eso no te inculpa del valor agregado.
¿Realmente, estas orgulloso de mí? Nunca lo he escuchado viejo, pues muchas veces me siento desligada. Por qué aunque me haya desgastado en tener tu aprobación, no se si la obtuve, por que las cosas ya no cambiaron, creo que debo asumir lo que tú ya asumiste hace años desde que vivimos juntos en nuestra casa, que siempre trataras de traerla a mi casa.
¿Qué quieres que haga? Que me vaya de mi donde tengo mis cosas, mis perros, donde juntos compramos las cosas, los arreglos, los perros, etc. 

Al parecer, como lo sigo siendo tengo que ahorrar, irme con mis perritos y solo ármame de paciencia hasta que tenga la solvencia económica y pueda tener una casa.

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