Papá:
Al parecer esta es la vida infortuna que nos tocó vivir, donde vivimos
preocupados ante eventualidad que nos son anexas.
Nos hemos acostumbrado a vivir así, la hemos pasado feo, no hemos tenido
trabajo ni donde vivir, pero a pesar de todo, seguimos parados, y no sé cómo.
Tal vez es mi abuela que nos sigue guiando.
Aunque no lo creas, agradezco profundamente lo que has hecho por mí, porque
creo que no fue fácil, pero a pesar que te perdono, no entiendo por qué te
demoraste tanto en sacarme de ese círculo abusivo que viví 15 años de mi vida.
No entiendo tu falta de decisión e incomprensión del asunto, no entiendo por
qué estuviste que esperar a reventar para volver a empezar lejos, pero tan
cerca.
Tan cerca es, que sigues con tu actitud invadiendo mi casa con la
persona que más me ha hecho sufrir, porque a pesar de que ahora respetas que no
tenga contacto con ella, sigues invadiendo mi espacio y mis cosas que tenemos
en común y a mí me duele, ver por ejemplo que mis cosas ya no estén en el lugar
que estaban, porque siento un miedo inconsciente de que vuelva a mi casa, y
haga no se qué estupidez en contra mía, o contra nosotros.
Para mí, ella no puede representar a mi mamá prolija, con un sinónimo de
madre abnegada, no entiendo por qué tu todavía vives abnegado a ella, donde sigues
“ sacrificándote” para que este bien.
Yo te pregunto: ¿Cuándo será el día en que nuestra prioridad seamos
nosotros mismos? ¿Qué podamos dormir tranquilos, sin tener que apagar el pc o
tener que poner chapas nuevas cuando ella tiene las llaves de nuestra casa?
Papá, este no es un reclamo egoísta como siempre dices, no es fácil asumir que no cuento que una mamá
es como si fuera un pariente lejano que debo darle plata para que viva.
Tengo que asumir casi a los 26, que ya no tendré mamá y que yo, al ser
tu hija no soy tu gran prioridad, que está bien, pero emocionalmente sin
querer, me sacrifique toda la vida para que me vieras, o me dieras mi lugar
como hija.
Sé que no comprenderás mis reclamos, pues nunca te he reclamado, nunca
fui rebelde, nunca te hice rabiar por que no podía, pero nunca sentí tu cariño
emocional afectuoso, aunque entiendo perfectamente a que se debe, eso no te
inculpa del valor agregado.
¿Realmente, estas orgulloso de mí? Nunca lo he escuchado viejo, pues
muchas veces me siento desligada. Por qué aunque me haya desgastado en tener tu
aprobación, no se si la obtuve, por que las cosas ya no cambiaron, creo que
debo asumir lo que tú ya asumiste hace años desde que vivimos juntos en nuestra
casa, que siempre trataras de traerla a mi casa.
¿Qué quieres que haga? Que me vaya de mi donde tengo mis cosas, mis
perros, donde juntos compramos las cosas, los arreglos, los perros, etc.
Al parecer, como lo sigo siendo tengo que ahorrar, irme con mis perritos
y solo ármame de paciencia hasta que tenga la solvencia económica y pueda tener
una casa.
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