en los submarinos desaciertos.
Reconozco el temor,
la falta de cuidado y el desamor.
Reconozco lo inevitable,
que se desliza por las manos.
Reconozco el dolor,
y la soledad de lo cautivo.
Reconozco la locura,
la vivo todos los días,
soy inocente de los temores,
y revivo el miedo en frivolidades.
Reconozco la destrucción
en la confianza
Reconozco mi vida
y no huyo
soy lo que soy
no hay más,
no hay menos.
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