En el distinto estilo de la vida, me crucé con el curso, para evadir mi
ansiedad, mi soledad y encierro profundo. En crónicas, conocí que podía escribir
más que poesía, y que podía contar cosas menos abstractas de mi vida,
conocieron a mi papá y a mis 3 hijos-perros.
En este curso, conocí a gente muy linda, a Katy de Gringolandia, y todo
su problema con el odioso Trump y sus historias del metro y viaje. Conocí a la mami pía, que con su ironismo me hacia reír
en cada sesión y sus historias fuera de serie. Conocí a la Ana y que deja
intrigada con la famosa madrina, tía, nana o amiga imaginaria y su vida en
Villa Alemana. Conocí a la Yasna, que compartimos el mismo achaque mental, y la
misma comuna periférica. Conocí a la Hanna, chiquilla simpática que escribía
cosas de Punta Arenas que no conozco y que me daba a conocer cosas más
juveniles, que en mi edad, casi 30, ya no conozco. Conocí a la Su… con su bebé
desde el taller pasado y a la Eva, que la conocí por cosas del destino
manifiesto, y que después de mi ruptura fatídica, no pensé que seguiría teniendo
relación, por eso doy gracias por ello. Gracias por todos estos 5 meses Eva.
Doy gracias al curso, porque leí a muchas personas que no conocía desde
la Historia, porque me hicieron empoderarme y darme cuenta que podía escribir
cosas más allá de mi profesión y de mi
trabajo. Muchas gracias por vivir minutos después del COVID.
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