Caducan las palabras, los signos de interrogaciones y se instala un silencio total. Se escucha al fondo de la habitación un ruido insaciable que me alcanza de pronto y sin previo aviso. Dos y hasta tres miradas bastaron para decir adiós durante segundos trascurridos. De pronto me abrazo, como esos abrazos de lagrimas que son inseparables, me beso una mejilla, repitió un adiós lánguido, de esos que no se olvidan.
Y así han pasado los años, los segundos, los minutos de mi existencia y presencia en tu vida. Escuchando cada mañana su adiós y en la tarde su regreso de felicidad acorde a una palabra pronunciada por mi.
Esa es papá.
1 comentario:
qe ermozoo lo qe escribiste =) muii tiiernoo..
besoo
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