Íbamos de la mano, el me miraba y yo a el como dos testarudos enamorados por el camino, me subí al carro del metro, el a mi lado pero quedamos alejados. Una señora se nos metió entre nosotros. Le quería dar la mano, lo quería abrazar... Pero no podía ella se nos interpuso.
Estuve toda la línea 5 viendo como poder tocar su mano, hasta que ella se bajó, y lo pude besar. Fueron los 30 minutos más furiosos de esa semana ...
1 comentario:
Esa tension que se siente en la distancia, ese querer y no poder, lo logras reflejar muy bien en el poema, hasta me imagino la escena.
:D saludos, maestra!
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