Cierro los ojos, cada vez que puedo me envuelvo en gloria y dormito minutos.
Empiezo a caminar, despierto, miro, interpreto, me convierto...
¿En qué?
No lo se, solo mírame a los ojos y lo sabrás. Prometedora o no, soy un ser confundido, mal interpretado, risueño, mágico y a veces no tanto; vivencial de hueso y carne, carne de hielo de brazos cálidos de ojos cubiertos de sangre chilena y de cuero no de cerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario