Como un aroma, que me abraza en todos lados.
Como un refugio que me asumo,
y retuerce para expandirse.
Los refugios, atisbos de tranquilidad,
absurdos hasta el precipicio,
veneno para poetas.
Busco, nuevamente lo inevitable,
y me asombro, luego de la tristeza,
la calma suspendida,
donde siempre quisiera vivir.
En una soledad empedernida.
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