Con un nudo en la garganta, enternecida.
Con los ojos vertiginosos, con el alma infinita.
Con la vida tranquila, ni podrida, humana.
Con los diluvios sin la muerte,
con la plenitud de lo simple,
acá estoy,
como perdida, y días sin vida.
Pero viviendo,
como siempre,
en todos los momentos,
en todas las vidas.
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