Mirando al laberinto, de mi vida en el jamás.
Tu susurras mi nombre, contorneando el verso,
yo, mirando a la nada, me refugio en el aire,
palpitando aquel prohibido encuentro.
Somos iguales, almas perdidas por el ocaso,
remuevo tu ser, por tu encanto, pero corro de mi.
Somos iguales, cortesanos sin agua,
rodeando besos de espaldas.
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