Te busco bajo el cielo,
donde la madre sigue carne viva,
te olfateo, te medito noche y día.
Buscador de sueños remotos,
te revivo en calidad de fúnebre,
donde las cenizas traicionan,
y tu lecho me inspira.
Corazón, rehúyes a mi nombre,
perdida, que me desenredo a las sombras,
oscura, que busco el desaire,
adolorida que estiro a tus brazos.
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