no hay nada.
Se me revuelve el alma,
transmutando el placer,
de la oscuridad enojada,
de la boca del pez.
Miércoles, como si fueran Lunes,
Lunes como si fueran viernes,
el desborde de la vida se atraviesa ante los mil mares,
torrenciales mentes,
vivencias y atares.
Y aqui existimos,
viva como siempre,
ronca como nunca,
loca como nadie.
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