viernes, 21 de agosto de 2020

Salir del claustro

 Hace cinco meses no salía de mi casa, por la cuarentena, me subí al auto y miraba por el espejo, todo me parecía raro, y todo seguía igual. La gente andaba como si nada, solo con el bozal, pero como si la vida no hubiese parado. Llegué a la casa de mi mamá, y hace meses no me cortaba el pelo, y fui directamente a donde la peluquera que con 80 años, me atendió igual. Me saqué un par de años y volví a la vida. 

Luego, fuimos a la feria, pero sacando el permiso de carabineros, que no sirvió de nada. Caminamos mucho, y la gente se aglomeraba a comprar frutas, verduras y cachureos varios, gracias al diez por ciento los rotos, incluyéndome tenemos plata para comprar leseras y comida, porque gracias a la vida, la feria todo es barato y muchísimo más barato para ahorrar.

Caminamos con mi vieja, toda la feria, para distraerse del mundo del covid, como un día raro hacía calor, en invierno, me compre unas poleras a quinientos pesos y fui feliz. Volví a la casa, tomé el auto y regresé a mi casa, el permiso nuevamente no me sirvió de nada, ningún carabinero controlando. 

Esta fue, mi primera salida a la realidad, seguimos en cuarentena.


No hay comentarios: