nos han mentido, torturado y agonizado los ojos,
pero seguimos existiendo, modo a nadie.
Tenemos una fuerza interior incalculable,
seguimos reviviendo, aunque todo acabe.
Los placeres consecutivos de tu rostro son auténticos, como nadie.
Tu cuerpo, séquito de aroma me refugia,
tus ojos marrones, me matan.
¿ Olvidas los mensajes del oriente y los vuelves presentes?
dejemos aquí las malas promesas, comencemos la vida.
Tócame con un susurro, pero un susurro abierto.
Tu caricia heredada y virtual,
brindame tus brazos muy grandes
cierra los ojos y fluye,
siente lo irrepetible
piensa en mi con ganas.
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