sábado, 26 de mayo de 2007

Tu obsesión, mi obsesión.



Hace décadas atrás, en el horizonte de la vida de Alejandra con una niña en brazos conoció a Andrés, aquel apuesto caballero que la enamoro y la hizo creer otra vez en el amor incondicional, luego de muchos años de relación, mas de cinco, empezaron a pensar la idea de casarse y formar una familia.

Era todo tan feliz pero solo una cosa reprochaba su felicidad, su felicidad que tanto quería y deseaba. Andrés, le pedía el regalo de amor de Alejandra, ella por temor, miedo se lo negó antes del matrimonio.

Los días pasaron, los meses y Alejandra nunca acepto, así que se distanciaron por pocas semanas. Alejandra lloraba, se sentía sola.

Ambos trabajaban en un laboratorio, se veían todos los días, aquellas miradas que envuelven y en la soledad duelen. En aquellos dias amargos sin habla, Alejandra recibio la mas mala noticia de su vida, aquel que le decia que era su amor, aquel que le creyo todo le habia sido infiel, se habia acostado el día anterior con una compañera de trabajo.

Las ilusiones, sueños se destruyeron con el alcance de los minutos, un silencio enorme daba a conocer un corazón roto por segunda vez, este corazón que no prefirió dar mas oportunidad, aunque Andrés se arrepintió y Alejandra no perdono, Andrés amenazo

Aquello que siempre dicen algunos enamorados infieles, aquello “si no me perdonas me moriré”, como Alejandra ya lo había escuchado hizo caso omiso a las amenazas de su ex prometido así que se fue a su casa.

Al día siguiente, Andrés estaba muerto en el laboratorio, se había asesinado con acido, no quería seguir con vida si no estaba con Alejandra

Alejandra por un largo tiempo, estuvo sola, nunca pensó lo obsesivo de su ex, en verdad lo amaba, aunque su orgullo valió más.

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